De corredor a plataforma: por qué los ductos bolivianos pueden volver a liderar la agenda energética (si los hacemos inteligentes)

María Eugenia Mosciaro G. – Directora

Recientemente me topé con este artículo en Linkedin y me llevó a recordar cómo hace veinte años Bolivia presumía la sala SCADA más moderna de Sudamérica. Desde Santa Cruz se monitoreaban en tiempo real miles de kilómetros de gasoductos y oleoductos operados entonces por Transredes (hoy YPFB Transporte). Aquella infraestructura —pionera en su momento— sigue reportando caudales cada minuto, pero con la misma lógica de principios de los 2000 YPFB Transporte.


En paralelo, las reservas y la producción natural de gas cayeron a menos de la mitad de su pico de 2014; en 2023 el país sólo comercializó 12 926 millones m³, un 40 % menos que hace una década CEIC Data.

 

El escenario plantea un dilema evidente: ¿nos resignamos a ser un mero “bypass” o apostamos a transformar la red en una plataforma inteligente que preste servicios de clase mundial?

 

La oportunidad: del transporte físico al valor basado en datos

 

Palanca digital

Qué habilita

Resultado potencial

Sensórica IoT + edge analytics

Detección de corrosión, fugas o vibraciones en tiempo real

10-30 % menos costo de mantenimiento

Gemelos digitales de estaciones

Simular escenarios de caudal, presión y turbulencia

Hasta 5 % más capacidad sin grandes obras

Tarifas dinámicas basadas en datos

Peaje en función de capacidad instantánea y huella de carbono

Nuevo ingreso sin depender del volumen local

Optimización de compresión y balancing contractual

Ajustar la potencia en función de la demanda y minimizar “line-pack” ocioso

Ahorro energético y mayor flexibilidad operativa

 

Tres líneas de acción para no quedar rezagados (otra vez)

 

  1. Modernizar la columna vertebral digital
    • Migrar el SCADA a una arquitectura abierta y en la nube híbrida.
    • Desplegar fibra óptica y redes de baja latencia en tramos críticos.
  2. Alianzas de talento y venture-tech
    • Programas de upskilling donde ingenieros de ductos aprendan Python y data ops, mientras data scientists se sumergen en geotecnia.
    • Sandboxes regulatorios que permitan start-ups de inspección con drones autónomos o robots inline inspection.
  3. Seguridad jurídica y modelos de negocio
    • Un marco de tolling abierto que remunere confiabilidad y disponibilidad, no sólo volumen.
    • Protocolos de interoperabilidad para compartir telemetría con operadores argentinos y brasileños sin fricción.
    • Incentivos para proyectos de reducción de metano que utilicen la red existente.

 

¿Por qué ahora? 

 
  • Demanda garantizada: Brasil necesita gas competitivo y diversificado; Argentina busca salida al Atlántico; Paraguay impulsa su propio corredor energético.
  • CapEx relativamente bajo: gran parte de la inversión requerida es en sensores, software y analítica, no en nuevos ductos.
  • Reputación técnica probada: la red boliviana operó por dos décadas con índices de disponibilidad superiores al 98 %.
 

Cierre (y un desafío personal)

 

Bolivia quizá no vuelva a ocupar los primeros puestos como exportador, pero sí puede convertirse en el switch digital que optimiza el flujo gasífero en SudaméricaElevar la vara implica abrazar la competencia regional y actualizar una infraestructura que alguna vez fue referente.

 

Blindamos desde lo legal, asesoramos en lo empresarial y acompañamos en lo humano.

 

Ese lema cobra más sentido que nunca cuando regulación, tecnología y visión de largo plazo se encuentran en el mismo punto de interconexión.


Si trabajas en energía, tecnología o financiamiento sostenible y quieres conversar sobre cómo llevar estos planes a la realidad, te invito a conectar y compartir ideas: el futuro del gas —y de sus datos— aún pasa por Bolivia. Contactame al correo: mmosciaro@indacochea.com